El Intestino del Paciente con Enfermedad Renal Crónica

En la enfermedad renal crónica (ERC), los riñones no funcionan correctamente y no pueden filtrar los desechos y el exceso de líquidos de la sangre de manera eficiente. Esto puede tener un impacto en todo el cuerpo, incluido el sistema digestivo y el intestino.

IntestinoEl intestino de los pacientes con enfermedad renal crónica puede verse afectado de varias maneras:
  • Desequilibrio de electrolitos y nutrientes: Los riñones afectados pueden llevar a un desequilibrio en los niveles de electrolitos como el sodio, el potasio y el calcio en el cuerpo. Esto puede afectar la función normal del intestino y la absorción de nutrientes.
  • Retención de líquidos: La incapacidad de los riñones para eliminar adecuadamente el exceso de líquidos puede llevar a la retención de agua en el cuerpo, incluido el tracto gastrointestinal. Esto puede causar hinchazón y malestar abdominal.
  • Cambios en el metabolismo: La enfermedad renal crónica puede afectar el metabolismo general del cuerpo, lo que puede influir en la digestión y absorción de los alimentos en el intestino.
En cuanto a la alimentación, es importante que los pacientes con enfermedad renal crónica sigan una dieta específica para ayudar a controlar los síntomas y prevenir complicaciones.

Algunos consejos generales para la alimentación en pacientes con ERC incluyen:

  1. Controlar la ingesta de sodio: Limitar la cantidad de sodio en la dieta puede ayudar a controlar la presión arterial y reducir la retención de líquidos. Esto implica evitar alimentos procesados, enlatados y salados.
  2. Monitorear la ingesta de potasio y fósforo: Dado que los riñones afectados tienen dificultades para eliminar el exceso de potasio y fósforo, es importante reducir la ingesta de alimentos ricos en estos minerales, como plátanos, naranjas, espinacas y productos lácteos.
  3. Consumir proteínas de alta calidad: Optar por fuentes de proteínas magras y de alta calidad, como carne magra, pollo, pescado y huevos, puede ser beneficioso, ya que las proteínas de baja calidad pueden generar más desechos nitrogenados que los riñones tendrían dificultades para eliminar.
  4. Controlar la ingesta de líquidos: Limitar la cantidad de líquidos consumidos puede ayudar a prevenir la acumulación excesiva de líquidos en el cuerpo.
  5. Hacer un seguimiento de los niveles de nutrientes: Es importante trabajar en conjunto con un profesional de la salud, como un dietista especializado en enfermedad renal, para diseñar un plan de alimentación que se adapte a las necesidades específicas de cada paciente.
Cabe destacar que las necesidades dietéticas pueden variar según el nivel de la enfermedad renal y las condiciones médicas individuales, por lo que es crucial consultar a un profesional de la salud como al nutricionista antes de realizar cambios significativos en la dieta.

Por supuesto te dejo para que te orientes, un ejemplo de un plan de alimentación básico para alguien con enfermedad renal crónica. Sin embargo, es importante recordar que las necesidades dietéticas pueden variar según el grado de la enfermedad y las condiciones individuales. Se recomienda encarecidamente consultar a un nutricionista - dietista o profesional médico antes de realizar cambios en la dieta. Aquí tienes un ejemplo general:

Desayuno:
  • 1 porción de fruta baja en potasio, como manzana o pera.
  • 1 porción de pan integral.
  • 1 huevo cocido.
  • Una pequeña cantidad de mantequilla baja en sodio.
  • Té o café sin azúcar.
Media mañana:
  • Un puñado de almendras (limitadas en potasio).
  • Un vaso pequeño de agua.
Almuerzo:
  • Porción de pechuga de pollo a la parrilla.
  • Porción de arroz blanco cocido.
  • Ensalada de lechuga y zanahoria con aderezo bajo en sodio.
  • Rebanadas de pan blanco (opcional y en pequeña cantidad).
  • Un vaso pequeño de agua.
Merienda:
  • Bastones de apio y zanahoria con hummus bajo en sodio.
  • Un vaso pequeño de agua.
Cena:
  • Porción de pescado al horno.
  • Porción de quinua cocida.
  • Brócoli al vapor.
  • Un vaso pequeño de agua.
Antes de acostarse:
  • Un pequeño vaso de leche desnatada o alternativa baja en potasio y fósforo.
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Se insiste y se les recuerda que este es solo un ejemplo básico y que las porciones y los alimentos específicos pueden variar según las necesidades individuales y las recomendaciones médicas. Además, es importante controlar la ingesta de sodio, potasio y fósforo, así como adaptar la cantidad de líquidos según las indicaciones médicas.

Debes trabajar con un profesional de la salud, como un nutricionista - dietista especializado en enfermedad renal, quien te proporcionará un plan de alimentación más personalizado y adaptado a tus necesidades específicas.


Lic. José H. González Isea
Nutricionista